Cómo ver lo más importante en sólo un día: Cuando estás de paso por una ciudad, siempre te gustaría tener más tiempo para poder visitarla.
Aquí te aconsejamos cómo no perderte lo más importante de la Valencia histórica dando un paseo por el centro que sólo te llevará una jornada.
Comenzamos nuestro recorrido yendo en Metro desde la parada de Horta Vella, junto al Camping, hasta la estación de metro de Ángel Guimerá, desde donde iremos hacia la plaza del Ayuntamiento bordeando el parque que rodea la biblioteca del Hospital, antiguo Hospital de los Inocentes, fundado en 1409 siendo el segundo manicomio que se abrió en Europa.
La plaza del Ayuntamiento tiene un amplio espacio multiusos en su centro (desde donde se disparan las mascletás falleras) rodeado por los puestos de flores, tiene numerosos edificios muy bellos, destacando el Ayuntamiento, el edificio de Correos o la casa Noguera.
Desde aquí merece la pena acercarse a visitar la Estación del Norte, edificio modernista decorado con motivos valencianos, y entrar en el vestíbulo para admirar los mosaicos de trencadís. Junto a ella, el imponente edificio de la Plaza de Toros, inspirado en el Coliseo Romano.
Volvemos a la plaza del Ayuntamiento para adentrarnos desde allí en el casco histórico por la calle Maria Cristina. Nos topamos con la bella presencia del Mercado Central. Este edificio, joya de la ingeniería de época modernista (1916), nos sorprenderá por sus motivos decorativos, todos con motivos valencianos, en cerámica típica de la región, la de tonos azules de Manises y la autóctona de reflejos metálicos. El arquitecto fue un discípulo de Gustav Eiffel, lo comprobamos fácilmente viendo que es una grácil estructura de hierro y cristal. Además, es el mercado cubierto de producto fresco más grande de Europa y disfrutaremos de sus bien abastecidos y coloridos puestos.
Justo enfrente del mercado, tenemos el edificio histórico más importante de la ciudad, la Lonja de la Seda. Este edificio, declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco, es de una belleza singular. Construido a finales del siglo XV, es el máximo exponente del gótico civil de Europa, existiendo sólo 3 edificios similares. Este edificio fue construido por los comerciantes de seda de la ciudad, ya que era uno de los negocios más importantes.
También cabe señalar que era la sede de la Taula de Canvis, una de las primeras instituciones bancarias que existieron y del Consulat del Mar, una institución medieval (s. XIII) que se ocupaba de los temas relacionados con el comercio marítimo. De su arquitectura es destacable el Salón Columnario, con sus 8 esbeltas columnas helicoidales, la capilla, las satíricas y atrevidas gárgolas de la fachada, o el artesonado del salón del Consulado del Mar.
Para quien quiera ampliar sus conocimientos sobre el comercio y manufactura de la seda en Valencia, recomendamos visitar el Colegio del Arte Mayor de la Seda, con sede en un edificio del s. XV.
Continuamos el paseo hacia la Plaza del Mercado y por la calle Bolsería hasta la plaza del Tossal. Allí podemos ver restos de la antigua muralla musulmana de la ciudad, del s. XII.
Girando a la derecha comienza el paseo por una de las calles más bellas de la ciudad, la calle Caballeros. Todas las casas que la bordean son casas señoriales y hermosos palacios.
Muy cerca encontramos la pequeña iglesia de San Nicolás, conocida como la Capilla Sixtina valenciana por sus impresionantes frescos, recientemente restaurados.
Después giraremos a la izquierda por la calle Serranos hasta las torres del mismo nombre. Estas torres eran una de las principales puertas de entrada a la ciudad a través de la antigua muralla y se han convertido en uno de los símbolos de la ciudad. La frase hecha de “dormir a la luna de Valencia” la acuñaron quienes llegaban tarde, cuando las puertas de la ciudad ya habían cerrado, y debían por tanto pasar la noche al raso.
Se trata de una imponente construcción del s. XIV, de planta poligonal, que daba entrada a todo viajero que viniera del interior, de la comarca conocida como Los Serranos, a través del puente gótico sobre el Turia del mismo nombre.
Volvemos sobre nuestros pasos brevemente hasta la calle Caballeros y nos paramos a admirar el Palau de la Generalitat, sede de la Presidencia del Consell y el Palau de la Batlia, sede de la Diputación de Valencia, ambos góticos.
Estos dos palacios nos flanquean para darnos entrada a la plaza de la Virgen.
Este bello espacio es el punto donde se fundó la ciudad de Valentia en el año 138 aC por los romanos. Justo detrás de la Basílica de la Virgen de los Desamparados, en la plaza de la Almoina, podemos admirar restos tanto romanos como árabes de la antigua ciudad. El centro de la plaza lo preside una fuente que simboliza el río Turia y la riqueza que ofrece a la región a través de sus acequias.
Desde la plaza ya se puede ver una de las puertas de la catedral, la Puerta de los Apóstoles de estilo gótico. Aquí es donde todos los jueves por la mañana se reúne el Tribunal de las Aguas, desde hace siglos.
Este tribunal, único en el mundo y de tradición oral viene ejerciendo la autoridad jurídica desde hace más de 1000 años sobre el uso de las aguas de riego de la huerta de Valencia. Desde entonces, todas las leyes españolas han respetado su existencia y peculiar funcionamiento pues sus sentencias son de viva voz, sin escritos, y se acatan y cumplen rigurosamente.
Proseguimos nuestro recorrido rodeando la catedral y su campanario, el famoso Micalet. Es de planta octogonal y de estilo gótico, y tiene la particularidad de medir 51 metros tanto de alto como de perímetro, lo que le confiere una apariencia maciza y rechoncha muy querida por los valencianos.
Ya estamos en la plaza de la Reina, donde está la fachada principal de la catedral de estilo barroco. Es recomendable visitar el interior de la catedral, construida sobre los restos de una mezquita árabe, comenzando las obras en el año 1261 y alargándose su construcción hasta comienzos del s. XVIII, fecha en que se terminó esta última puerta.
Es de destacar el cimborrio, obra maestra del gótico mediterráneo, la antigua Aula Capitular, ahora Capilla del Santo Cáliz, donde se custodia un cáliz de piedra que es el único reconocido por la Iglesia Católica como el auténtico que usó Jesucristo en la Última Cena, y el museo de la catedral, con joyas como algunas obras de Goya o de Ribera y valiosas piezas de orfebrería.
Desde la plaza de la Reina continuamos hasta la plaza Redonda, recientemente restaurada, muy pintoresca con sus comercios tradicionales, puestos de mercería y mercadillos, y que como dato curioso es de donde parte la numeración de todas las calles de Valencia.
Como último edificio a visitar, recomendamos el Palacio del Marqués de Dos Aguas, sede del Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias. Este palacio es una verdadera maravilla del arte barroco. La fachada principal se caracteriza por sus formas retorcidas, complejas y convulsas de espléndido alabastro.
Merece la pena la visita a su interior, tanto por ver la maravillosa colección de cerámica del museo como por poder disfrutar de sus estancias y salones, destacando una cocina tradicional valenciana que causa admiración.
Tras este intenso día, lo que apetece es sentarse relajadamente para rememorar todas las bellezas contempladas. Para ello, recomendamos hacerlo en el Mercado de Colón.
Este mercado de estilo modernista valenciano alberga ahora diversos establecimientos de hostelería, donde poder disfrutar de una refrescante horchata valenciana con fartóns y así reponer fuerzas para continuar la visita a la Valencia moderna al día siguiente.
Masus Castro, Valencia Camper Park