Ya vimos en nuestro último post que había mucho por descubrir sobre el modernismo valenciano. Ampliamos ahora con una ruta más por el barrio de Ruzafa, que fue la parte de Valencia que creció nueva con las nuevas disposiciones urbanísticas.
RECORRIDO 3:
3.1.-Edificio F. Sancho ( calle Ruzafa, 29)
En la cuarta altura destaca un ventanal tripartito.
3.2.- Edificio Ortega (GV Marqués del Túria, 9)
El proyecto es obra del arquitecto valenciano Manuel Peris Ferrando y fue realizado en 1906. Es uno de los mejores ejemplos del modernismo valenciano aplicado a la construcción de viviendas.El edificio conserva su fachada original con una esmerada decoración naturalista obra del escultor valenciano Joaquín Real, el zaguán y la escalera principal.
El edificio consta de planta baja, tres alturas y ático. Destaca en la fachada las esculturas de grandes dimensiones en la entrada principal y la decoración floral de la planta baja, en la primera altura el delicado trabajo en piedra del balcón principal y dos miradores acristalados a ambos lados, en la tercera altura los ventanales modernistas a ambos extremos con esculturas en la parte superior y en el remate del edificio su trabajada decoración vegetal.
3.3.- Edificio Cortina I (Félix Pizcueta, 3)
Es una de las primeras construcciones del arquitecto valenciano José María Manuel Cortina Pérez, conocida también como Casa de las Cruces, es de inspiración medievalista. Su composición es de tipo palaciego ya que dispone de un patio interior, espacio para caballerizas y torreones a ambos lados de la fachada.
Consta de planta baja y tres alturas y ático en los torreones de los extremos. En la puerta principal aparece un dragón alado y en los remates de los torreones se pueden apreciar cuatro dragones alados más, dos en cada torreón. Es un elemento característico y diferenciador que incluirá en muchas de sus obras. Conserva los elementos originales tanto en el exterior como en el interior. En el exterior, destaca el ladrillo rojo de la fachada, la ornamentación con cruces en la primera y segunda altura y los miradores tripartitos con columnas en la segunda altura. En su interior destaca la escalera del edificio.
3.4.- Edificio Ferrer ( Cirilo Amorós, 29)
El proyecto es obra del arquitecto Vicente Ferrer Pérez, que fue redactado en abril de 1907 y construido a lo largo de 1908. El encargo fue realizado por su padre para la residencia de su familia, con lo que una de las viviendas sería para el propio autor. Está declarado como Bien de Relevancia Local.
La vivienda incorpora destacadas innovaciones en su distribución ya que está desarrollada en torno al corredor, y separa la zona de comer de la de dormir. La ventilación de todos los dormitorios es directa y las cocinas ventilan al patio a través de galerías acristaladas. Presenta la novedad de incorporar los aseos y los baños a las zonas principales y a fachada.
Las zonas nobles se distinguen por su decoración modernista basada en zócalos de madera, frisos y escayolas. Los pavimentos son hidráulicos y de nolla, decorados con motivos geometrizantes. Las estancias están pintadas con dibujos estilizados en la misma línea.
En la fachada se recoge, hasta el mínimo detalle, el carácter innovador de Ferrer, a pesar de que se resuelve con la tradicional diferenciación de huecos en el tratamiento de los pisos. Respecto a la tipología residencial coetánea, se elimina el entresuelo, y de este modo el primer piso adquiere la consideración de principal, merced a la presencia de los balcones y miradores.
Cada una de las tres fachadas sigue un esquema compositivo autónomo, con un eje de simetría central en torno al que gravita una distribución con predominio de ritmos verticales de huecos y volúmenes, rematada por un cuerpo curvo. Se articulan mediante la ruptura de las esquinas, resueltas con cuerpos intermedios retranqueados que incorporan ventanillas estrechas y alargadas, coronadas con un motivo decorativo vegetal de gran elegancia. El conjunto de la fachada está revocada y pintada, donde destacan una serie de elementos decorativos de materiales pétreos, cerámicos y realizados en obra, que no distorsionan el carácter unitario de la obra proporcionado por las sólidas bases compositivas. La profusión de motivos imperiales esquematizados, el uso de azulejos de damero blanco y verde y la guirnalda de cerámica vidriada que corona el edificio son elementos de un lenguaje que se adscribe plenamente a la Sezession, que se incorpora con toda su pureza, tanto en los elementos decorativos empleados como en la forma adoptada y los materiales empleados.
3.5.- Mercado de Colón
Es sin duda uno de los edificios emblemáticos de la ciudad y visita obligada por su sorprendente aspecto y originalidad.
Tiene una superficie total de 3.500 m². Presenta una planta basilical de 3 naves, una central de 18,60 m. de altura y dos laterales menores de 9,70 m. de luz con voladizos de 6 m. a cada lado, organizada en 9 crujías de 7 m de separación.
La estructura está formada por cerchas y arcos de celosía metálica realizadas mediante perfilería compuesta por uniones roblonadas, y tornillos en los enlaces con los pilares de fundición que soportan la cubierta, con alturas de 8 y 5 m, con capitel y base ornamentada.
La cobertura está realizada mediante placas de fibrocemento cuadradas modelo «eternit», sujetas con alambre según sus diagonales. Las diferentes alturas de los paños de cubierta facilitan aberturas longitudinales para iluminación y ventilación del espacio. A lo largo de la cumbrera se abría un lucernario que proporciona la iluminación natural de la nave.
Sobre la planta baja diáfana, jalonada por las alineaciones de pilares, se disponían los puestos de mercado.
Los antecedentes administrativos del mercado de Colón se encuentran en las continuas peticiones de propietarios y vecinos al Ayuntamiento hacia 1890, en los que solicitaban la implantación de mercados provisionales o definitivos en la zona del Ensanche para evitar la venta ambulante ni la incomodidad de llegar a los alejados mercados Central o de Ruzafa. Francisco Mora Berenguer fue el arquitecto encargado del proyecto en 1914. Más tarde, Demetrio Ribes fue nombrado arquitecto director de las obras dada su experiencia en el manejo de estructuras metálicas para estaciones de tren. Fue él quien ejecutó el diseño de la estructura metálica de la cubierta a base de marquesinas laterales abiertas en forma de “Y” que dotaban al edificio de una mejor ventilación.
El mercado de Colón, como cualquier obra modernista participa de una vasta visión de la arquitectura como obra de arte total, en la que el diseño se extiende desde la concepción del edificio hasta cada uno de los elementos que lo forman, haciendo especial hincapié en las artes aplicadas. De esta manera, Mora puso especial interés en el diseño de las columnas de fundición de hierro, en el ladrillo, en la cerámica policromada, utilizada como elemento estético y ornamental en mosaicos y revestimientos de fachadas, el vidrio, la sillería de piedra, la piedra artificial, utilizada para el programa iconográfico del Mercado y la carpintería. A tenor de todo lo expuesto, queda patente el gusto de Francisco Mora por el detalle y la estima que este arquitecto sentía por artesanos y artistas.
Poco a poco el mercado fue decayendo a finales del siglo XX, los comerciantes que tenían arrendadas bancas al Ayuntamiento se fueron jubilando, retirando o simplemente cerrando debido a que el deterioro y la falta de mantenimiento del mercado ahuyentaba a sus clientes. A pesar de todo, la Tenencia de Alcaldía tuvo allí su sede hasta el año 2000.
En la actualidad, tras la restauración que culminó en el 2003, el antiguo mercado de Colón se ha transformado en una centro de hostelería, con una horchatería tradicional, una biocafetería-biocervecería, una cafetería-franquicia, dos cervecerías extranjeras y un restaurante, que conviven con una floristería y los tres únicos establecimientos originales que han perdurado: una charcutería delicatessen, una pescadería y una frutería; un primer sótano que alberga una zona de aparcamiento, dejando la parte central libre para eventos culturales.
El acceso al recinto se produce por ocho grandes puertas que proporcionan una gran permeabilidad y conectan funcionalmente con el entorno en todo su perímetro. Están realizadas con perfiles y chapas de acero, con elementos ornamentales de fundición y forja. Las puertas están situadas en los chaflanes y en los centros de cada fachada.
En la fachada recayente a la hoy calle Jorge Juan se ubica un pabellón destinados a usos municipales, de 31 x 7,5 m de base, que se eleva en un arco ojival de 16 m de altura de clave y 13 m de luz entre apoyos, con la profundidad de una crujía. Arranca de sendos cuerpos de base rectangular, en uno de los cuales se encuentra la escalera de acceso a la galería superior. En el otro se encuentran diversas galerías municipales distribuidas en tres plantas. Entre ambos elementos cruza una galería destinada a oficinas, construida como un puente entre los apoyos del arco. Su ejecución, realizada a base de fábrica de ladrillo con arcos, dinteles, esquinas y canteados de piedra artificial y basamentos de piedra natural, presenta un revestimiento policromado de mosaico veneciano en el arco y mosaico veneciano en las bóvedas interiores, del mismo modo que los pináculos, que están coronados con piezas cerámicas vitrificadas en colores vivos. Sobre la cubierta del pabellón, se alzan dos chimeneas rematadas con formas curvas revestidas con fragmentos cerámicos.
Esta fachada presenta un programa iconográfico y simbólico completísimo, en el que están presentes desde la volatería (pavos, patos, gallinas faisanes, ocas, gallos) hasta la carnicería (carnes, cerdos, vacas, conejos), pasando por la pescadería (cangrejos, cigalas, anguilas, peces, moluscos), las hortalizas (calabazas, maíz, pimientos pepinos, tomates), caracoles, flores de diverso tipo y, por supuesto, la fruta (higos, limones, albaricoques, piñas piñoneras, ananás, vides, plátanos, melones, granadas, manzanas, naranjas o peras).
A diferencia de la fachada de la calle Jorge Juan, la recayente a la de Conde Salvatierra, consta de un solo plano carente de volumetría, ejecutada así mismo en fábrica de ladrillo y combinación de piedra natural y artificial. El plano de esta fachada está limitado lateralmente por sendas columnas troncocónicas terminadas en pináculos, en cuyo centro se abre un gran arco parabólico de fábrica de ladrillo de dimensiones similares al otro y cuyo tímpano es cerrado por una colosal vidriera. La parte inferior de ésta se remata a unos 4 m de altura mediante marquesina de cristal sobre carpintería metálica. En la base de los dos grandes pináculos laterales se ubican los puestos de flores, de gran ligereza y cubierta ondulada revestida también con fragmentos cerámicos. Esta fachada, por el contrario, aparece desornamentada, a excepción de algunos detalles aislados e imperceptibles en el conjunto como los carneros, los caracoles, las peras y las ristras de ajo.
El conjunto está delimitado por una verja perimetral de cuidado diseño, realizada en hierro y piedra natural, en cuyos chaflanes se alzan cuatro pequeños edículos de una sola planta, uno destinado a aseos de público y vendedores y el resto utilizados como almacén.
3.6.- Edificio de Lorenzo Colomer ( Jorge Juan, 13)
El proyecto es obra del arquitecto valenciano Manuel Peris Ferrando y fue iniciado en 1913 a instancias de Lorenzo Colomer Peris para albergar su residencia familiar, terminándose su construcción en 1918. El edificio consta de planta baja, tres alturas y ático.
En su fachada destaca la ornamentación floral, la forja de los balcones en hierro con detalles modernistas y los detalles tipícos del movimiento modernista austriaco Sezession. La fachada del edificio fue rehabilitada por última vez en el año 2019.
3.7.- Casa de los Dragones ( Sorní, 4)
La denominada Casa de los Dragones fue construida en 1901, su autor, José María Manuel Cortina Pérez, es uno de los arquitectos valencianos más comprometidos con el modernismo valenciano de carácter figurativo y fantástico. Su elemento más destacado, la decoración que lo caracteriza, ha contribuido en gran parte a evitar su desaparición.
Se trata de un edificio de cuatro alturas dedicado a viviendas con bajos comerciales en planta baja. Ésta, en realidad, ocupa baja y entresuelo, lo que termina por conceder cierta esbeltez a la construcción. El chaflán será el elemento más significativo del proyecto, siendo el portador de una mayor carga decorativa.
La fachada sigue en su composición los cánones del clasicismo, dejando para la decoración una adscripción netamente modernista. Los dos tramos de fachada laterales siguen una simetría central en su desarrollo, con una parte central de tres huecos y un extremo de un hueco. Conviene resaltar el detalle de refuerzo que realiza en la medianera, donde el cuerpo extremo de remate es doblado en longitud y alberga dos huecos. Este gesto confiere rotundidad al conjunto del proyecto, ensalzando de nuevo el chaflán como charnela imprescindible de la composición. El chaflán lo componen dos, a cuyo vano central se dirige toda la atención, mostrando diversas formas según el piso en el que se sitúa.
La profusión en la decoración es el elemento más significativo. En este campo la obra se erige en el ejemplo más decidido en la inclusión de elementos y animales fantásticos. En diversos puntos de la fachada figuran lagartos como apoyo de ménsulas o en la coronación del motivo central del chaflán, que le otorgan el apodo de “dragones” al conjunto de la construcción. Además de combinar soluciones medievalistas con figuraciones fantásticas introduce otros elementos relativos al progreso y la mecánica, como es la locomotora que se sitúa, también, en el chaflán.
3.8.- Edificio M. Peris ( Conde Salvatierra, 25)
El proyecto es obra del arquitecto valenciano Manuel Peris Ferrando y fue realizado en 1911. En la parte superior del ventanal de la primera altura se hallan las iniciales m p superpuestas, correspondientes a las iniciales del propio arquitecto. Al igual que en la casa del Punto de Gancho construida con anterioridad, también hace constar en la fachada de ésta el año de finalización de las obras y unas iniciales.
En el momento de su construcción, el arquitecto había ejecutado ya diversos edificios de envergadura en Valencia y tenía una reputación acreditada. Construiría posteriormente la casa de Lorenzo Colomer, muy próxima a ésta e iniciada dos años después.
El edificio consta de planta baja y cuatro alturas. Se conserva la puerta principal original del edificio, de estilo modernista. En la primera altura destaca un original ventanal bipartito en forma de círculo con ornamentación vegetal en la parte superior. En su fachada destaca la ornamentación floral, la forja de los balcones en hierro con detalles modernistas y detalles tipícos del movimiento modernista austriaco Sezession.
El edificio está coronado por dos pequeñas torrecillas con dos óculos en cada una de ellas y profusa ornamentación de inspiración floral. En ambas está inscrita la fecha de finalización de la construcción, en la parte superior izquierda aparece la leyenda año y en la derecha 1912, enmarcada entre la ornamentación.
3.9.- Edificio Cortina Pérez (Sorní, 23)
El proyecto data de 1905, cuando el autor se encuentra en uno de sus mejores momentos profesionales con diversas intervenciones en esta zona del ensanche, y define un compacto edificio de cuatro alturas destinado a uso residencial. Dispone, por otro lado, la planta baja para bajos comerciales, de acuerdo al momento de desarrollo que experimenta la clase comercial. La propia definición de la parcela, con su condición de chaflán, ayudará al autor a derrochar todo su genio creador ordenando una fachada de corte medieval y fantástico.
Cortina aprovecha esta situación para definir una composición elegante y sólida, con el empleo de diferentes elementos que contribuyen a darle una sensación cálida y segura. Destaca la presencia de un alero muy marcado, así como el tratamiento de las esquinas del chaflán, que se erigen en torreones de la composición y son coronados con los únicos elementos sobresalientes del alero. Todo el edificio se impregna de ese ambiente medieval y fantástico que caracteriza sus obras anteriores, si bien en ésta abandona en gran parte la ornamentación fantástica por elementos que confieran una adscripción más moderna al edificio.
La composición de la fachada, así, se organiza en tres partes: una central y dos extremos que ocupan las esquinas simétricamente. Cada una de las ellas presenta, a su vez, una perfecta simetría en su definición, el tramo de fachada a cada lado de los chaflanes es igual en longitud que las otras dos fachadas. Los chaflanes, además, son coronados en su centro por un frontón de elevadas pendientes, que contribuye al aire fantástico en mayor medida.
Verticalmente, la fachada también se compone de tres partes significativas: la planta baja, las dos plantas centrales y la última. Los huecos colaboran en la ordenación de todas estas partes con una sucesión de cierta cadencia. Únicamente destaca el centro de la fachada, donde los huecos se agrupan de forma diferente, los tres en planta primera y solamente dos en planta segunda. Toda la fenestración consiste en huecos verticales hasta el suelo, donde aparece o no el balcón como base, según el lugar de importancia en el conjunto de la fachada.
Los materiales que la definen suponen una combinación de fragmentos de ladrillo rosado con piedra blanca, constituyendo el primero el armazón de la composición a modo de pilastras y adintelamientos. De esta forma, el ladrillo se sitúa en torno a las dos esquinas, así como la franja de coronación del edificio. Los diversos motivos ornamentales, de corte naturalista o medieval, así como cornisas y resaltes, retoman el color arena para contribuir a dar la unidad a la edificación.
Destaca en la composición de la fachada la decoración elegida, en la que se observa una inspiración medievalista con motivos fantásticos que aportan la parte naturalista de la obra en los pequeños detalles de extremos de dinteles, goterones, cabezas de pilastras dentado de cornisa y otros múltiples puntos.
3.10.- Edificio Castelló (Grabador Esteve, 12)
El edificio es un proyecto del arquitecto Francisco Javier Goerlich realizado en 1914 para Manuel Castelló decorada con motivos de estilo neobarroco y del modernismo valenciano.
Ésta será la primera obra que realizará el prestigioso arquitecto valenciano. Se pueden apreciar los detalles de estilo modernista valenciano en la disposición en forma curva de la parte superior de los miradores, en la cuidada y estilizada rejería tipícamente modernista de la planta baja y de los balcones, en determinada ornamentación de tipo floral y en las vidrieras de la parte superior de los ventanales de la segunda y tercera altura, con detalles florales.
En este edificio el arquitecto valenciano empleará un lenguaje modernista mucho más contenido que en la cercana casa Barona, ejecutada por él mismo posteriormente, también en el año 1914.
El edificio consta de planta baja y tres alturas. Cabe destacar los ornamentos florales de la puerta de entrada al edificio, los miradores de grandes dimensiones con carpintería de madera, situados en la parte izquierda y derecha del edificio y el remate del edificio con dos óculos con rejeria modernista a ambos lados de la fachada. En la parte izquierda del portal del edificio aparece en bronce el nombre del arquitecto, distintivo que solía colocar en muchas de las construcciones que ejecutó.
3.10- Edificio Peris ( Cirilo Amorós, 74)
El edificio fue ejecutado por el arquitecto catalán afincado en Valencia, Carlos Carbonell Pañella en 1913. De estilo modernista valenciano, tiene influencias tanto del art nouveau europeo como de la corriente modernista austriaca Sezession, destacando su profusa ornamentación floral.
Consta de planta baja, cuatro alturas y ático. Destacan en la segunda planta (en la época llamado piso principal) los dos miradores acristalados con columnas a izquierda y derecha y el cuidado trabajo de herrería. En la tercera y cuarta altura llaman la atención los balcones de hierro forjado de forma curva, típicamente modernistas y el mirador central del ático, acristalado y rematado por dos columnas. Es remarcable el remate del edificio en forma curva con abundante decoración vegetal.
3.12 Edificio Chapa
El edificio Chapa sito en la Gran Vía Marqués del Turia números 63, 65 y 67 de Valencia (España) es, sin duda, uno de los grandes edificios del Ensanche Valenciano, que desarrolla con orden ejemplar el frente a la Gran Vía de la manzana entre la calle Conde Salvatierra y la plaza de Cánovas. Proyectado por los arquitectos Antonio Martorell Trilles, Emilio Ferrer Gisbert y Carlos Carbonell, fue construido en 1916. Su estilo arquitectónico es el modernismo valenciano.
Debido a que incluye un chaflán completo y toda la concavidad de Cánovas, su longitud de fachada se acerca a los 200 m, lo que confiere a la actuación una magnitud urbanística considerable.
Las cinco plantas continuas sin rupturas ni cambios, se adaptan tanto a las anchuras de las calles transversales (conde Salvatierra y grabador Esteve), como al óvalo de Cánovas, como al ancho de la Gran Vía (50 m). Únicamente en el chaflán de conde Salvatierra, el número de plantas pasa a ser de seis, pero aquí, empujada la composición hacia arriba por el gran portal de entrada centrado en el eje el chaflán, es la propia composición arquitectónica la que justifica la elevación, en el punto justo en que se realiza.
Se trata de un conjunto de cinco plantas en el que los bajos son comerciales y el resto, residencial. Se parte de un esquema de planta, con escaleras centradas a las que recaen dos viviendas grandes por planta, que se sirven de corredor perpendicular a alineación de la calle para estructurar estancias diurnas a fachada principal, nocturnas a patio de manzana y de servicio en el intermedio, iluminadas y ventiladas por patios de luces.
La larga fachada se caracteriza por su unidad, basada en una seriación de huecos verticales que incluyen las plantas bajas. La composición se basa en la diferenciación entre la base, formada por las dos plantas inferiores que presentan afranjado horizontal del paramento, imposta de forjado en el arranque de la planta segunda, que tiene función y referencia de planta principal, de la que arrancan asimismo los miradores enclavados en los cambios de plano de la plaza y del chaflán. Las dos plantas superiores mantienen la composición de los balcones y el remate es plano, acabado superiormente con una línea sinuosa hasta los remates especiales de esquinas, que quedan muy peraltados en forma de peineta perforada.
La estructura está formada por muros de carga y pilares de ladrillo macizo, forjados de vigueta metálica y bovedillas cerámicas, fachada revestida de estuco, carpinterías de madera y persianas valencianas enrollables.
El conjunto respira un aire modernista implicado con algunos componentes más geométricos derivados de la Secesión y constituye un hito arquitectónico y urbano en este característico lugar del Ensanche.
3.13.- Edificio Barona
El edificio es un proyecto del arquitecto Francisco Javier Goerlich realizado en 1914 por encargo de Tomás Barona.
Es una de las primeras obras del prestigioso arquitecto valenciano. Su estilo arquitectónico se enmarca dentro del modernismo valenciano, siendo uno de los pocos edificios en los que el arquitecto se decantaría por este estilo formal junto con la cercana casa Castelló.
Consta de planta baja, cuatro alturas y ático en la parte central. La fachada tiene una división simétrica dividida en tres partes. El estilo modernista se puede apreciar principalmente en el cuidado diseño del forjado de las barandillas y de toda la rejería y en la ornamentación floral de distintos elementos de la fachada. Destacan en toda la fachada los ventanales tripartitos y bipartitos con columnas. Está rematado por un torreón en la parte central con una mayor profusión de ornamentación que en el resto del edificio.
3.14.- Edificio de las Golondrinas o dels Pardalets
El edificio es un proyecto del arquitecto Vicente Sancho Fuster realizado en 1909. Fue construida a instancias de Matilde Pons para su vivienda particular.
Consta de planta baja, cuatro alturas y ático. En su fachada destaca la cuidada decoración con numerosas golondrinas tanto en la fachada como en la parte inferior de los balcones, de ahí el sobrenombre popular del edificio. En esta ornamentación cobra toda la importancia el esmerado trabajo de los artesanos escayolistas en el edificio.
En la primera altura destaca un mirador partido con rica decoración en la parte superior. El edificio está coronado por cuatro columnas, dos a ambos lados y se aprecia en la parte central del ático, una galería acristalada de reciente ejecución, pero que respeta el conjunto original.
Masus Castro
Valencia Camper Park