Comer todos de la paella es un costumbre atávica en los valencianos, es un síntoma de cordialidad y hospitalidad, al igual que hacen los beduinos con el cus-cus en la Haima.
Se utiliza básicamente en las comidas de amigos y en familia cuando hay más arroz del que toca. Si las raciones van justas es mejor emplatar para evitar abusos. Sin embargo existe una normativa consuetudinaria, no escrita, aceptada por todos los valencianos. Si usted come de la paella, debe saber…
1. La paella es como una caja de quesitos en porciones.
2. Los comensales han de estar distribuidos alrededor de la paella de forma equidistante.
3. Los comensales muy comedores no deben estar juntos, deben intercalarse entre mujeres, niños o ancianos con menor apetito.
4. A cada jugador le corresponde sólo el quesito que tiene delante de sus narices.
5. El cubierto oficial para comer de la paella es la cuchara de metal o madera.
6. Si el comensal desea exprimir limón en su área deberá contar con la aprobación verbal de sus vecinos, tanto el de la izquierda como el de la derecha, a los que procurará no salpicar.
7. La comida empieza tras el reposo preceptivo del arroz cuando el macho alfa de la manada proclama con voz solemne: “¡Vinga que es gela l’arròs!” (Tr.: ¡Venga que se enfría el arroz!).
8. Si la paella está buena el elogio al cocinero se hará de forma intermitente cada dos cucharadas durante toda la comida. Algunas frases de uso común empleadas son: “Cada gra d’arròs val vint duros” (Tr.: Cada grano de arroz vale 60 céntimos de euro) “T’ha eixit bé senceret l’arròs” (Tr.: Te ha salido bien enterito el arroz) “Cague en la mare que et va parir, això està rebó” (Tr.: Celebro que tu madre te enseñara a cocinar la paella de una forma tan exquisita) Pero hay más expresiones tan populares como éstas.
9. Los tropezones, verdura y trozos de carne que hay en cada sector son propiedad del comensal titular del espacio. Si algún elemento integrado en su zona no le gusta puede depositarlo delicadamente en el centro de la paella para que lo disfrute otro comensal.
Las piezas de carne, una vez han salido de la paella, no pueden volver a la misma, ni en trozos, ni en en forma de huesos.
10. Si alguien invade el espacio de otro jugador sin permiso, y es por primera vez será apercibido con un gesto o con el monosílabo Xé… seguido de fes el favor, si reincide en su comportamiento trasgresor, podrá ser amonestado bajo los siguiente términos “Eres un poc fill de puta” (Tr.: Eres un poco malandrín) y tendrá que pagar carajillos y chupitos al final de la comida. Dependiendo de la comarca donde nos encontremos la sanción puede ser más cruel, como tener que fregar la paella y embadurnarla con aceite para que no se oxide.
11. Se entiende que un comensal abandona, cuando apoya la cuchara en el borde del caldero y dice “Estic fart, ja no puc més!” (Tr.: Estoy harto, no puedo más) En ese momento su zona queda franca y puede ser ocupada.
12. Queda terminantemente prohibido girar la paella para acceder a otros puntos donde aún queda arroz.
13. Si la paella baila por su falta de estabilidad, algún voluntario deberá coger del asa para evitar que se mueva. Esta operación se puede prolongar durante toda la comida por lo cual el vecino del esforzado estabilizador deberá mantener su copa siempre llena de bebida.
14. Cuando la cuchara toca hierro en busca del momento glorioso del “Socarrat”, hay que mantener la calma pese al nerviosismo y frenesí reinante. Afortunadamente este manjar no agrada a todos los comensales. Si no participa en el festín, es conveniente relajarse y esperar el postre mientras otros realizan la prospección petrolífera en busca del preciado “Socarrat”.
15. La comida acaba cuando los comensales se retiran o ya no queda nada en el caldero, señal indiscutible de que la paella estaba buena.
Nota: La compañera ideal de una buena paella en comunión es la ensalada valenciana cuyo protocolo de ataque se rige también bajo los parámetros aquí expuestos.
Extracto del interesante libro “La paella valenciana. Del ADN al I+D+i”